Punk, Jazz y Pisco

En los diferentes bares y centros culturales del centro de Lima, la música en vivo era parte esencial de estos lugares. Las bandas de jazz eran muy comunes entre estos. El Piano Bar Munich consta hasta la actualidad de un antiguo piano en que tocaba un pianista moreno ciego acompañado de una batería. Este tipo de música, acompañaba muchas veces las noches de poesía que eran muy comunes entre los asistentes a estos bares. Las tertulias literarias eran las preferidas de los comensales. Los grandes intelectuales, políticos y artistas debatían hasta el amanecer entre copas al son de eclécticos y suaves ritmos vanguardistas para la época.

Otro género importante que se desarrollaba era el punk-rock. Tal vez con más fuerza que otros movimientos musicales de esta zona. El punto de ebullición de la movida punk de los años 70’s y 80’s se encontraba en el jirón Quilca, grupos como los Saicos, se presentaban en estos lugares que atraían a jóvenes con espíritu revolucionario. Este estilo de música influyó de manera importante a una gran porción de la población familiarizada con esta ideología del punk-rock. Hasta este punto, se podía llamar “underground” o “subterraneo”, lo que sugiere autenticidad al momento de manifestarse artísticamente sin la influencia mercantilista de la industria de la música mainstream. Este movimiento compartía ideas sobre política, religión, sociedad, educación y otros temas de interés social de la realidad peruana de esos años.  


Para muchos, estos sitios son lugares de la noche son ajenos a la trascendencia intelectual y tienen poco de rescatar, todo lo contrario. Estos sitios fueron cruciales para el desarrollo pleno del arte y expresión de los jóvenes peruanos que buscaban un cambio en su sociedad. Es cierto que la bohemia está ligada a prácticas hedonísticas; sin embargo, estas son fuente de inspiración para muchos de los grandes exponentes culturales que hasta hoy dejan marca en nuestra historia. A través de estas mesas, no solo se tomaba importancia a estos tipos de arte como la música, pintura y literatura; sino también a la misma gastronomía. Estos lugares proveen manjares peruanos como no se encontrarán en muchos sitios. En algunos, como en el Munich, caracterizado por sus salchipapas, conforman parte importante de su atractivo al público. 


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